Cuando pensamos en este perro a todos nos viene a la cabeza la imagen del San Bernardo como un perro grande y bonachón, que atraviesa sin descanso grandes bosques con un barril de licor colgando del cuello.
El San Bernardo es de carácter tranquilo, reposado y cariñoso. Ay que tener en cuenta que los cachorros deben ser educados con firmeza para poder controlarlos cuando sean adultos, ya que es una raza de mucha potencia.
El San Bernardo desciende del molossus romano (mastín original introducido en los Alpes por los romanos hace unos 2.000 años) y la raza comenzó a ganar popularidad cuando los monjes del Hospicio de San Bernardo los criaron para rescatar a viajeros perdidos entre la niebla y la nieve.
El San Bernardo es ancho, alto, pesado y de huesos duros. Los ojos, de expresión bonachona, son de un tamaño mediano y color castaño oscuro. Las orejas le cuelgan a los lados de las mejillas. Esta raza tiene el cuello muy musculoso, la papada muy marcada y una espalda ancha y firme. Las extremidades son rectas, los pies grandes y la cola larga.
Existen dos variedades de San Bernardo: los de pelo liso y los de pelo duro y largo. Los colores son el marrón rojizo, el rojizo atigrado y el marrón amarillento (anaranjado). Estos tres colores siempre se combinan con las marcas blancas.
Es un perro de una gran fuerza y puede ser educado perfectamente para vivir en el interior de un hogar. Se adapta bien a la vida familiar aunque tiende a babear y necesita espacio. Es aconsejable que haga ejercicio diario. Debido a su gran tamaño es un animal que come mucho, por lo que su coste de mantenimiento es bastante elevado.
Es muy imperativo cepillar al San Bernardo a diario y mantenerlo bien aseado, con especial atención en la boca y los ojos.
Debido a las grandes dimensiones del San Bernardo, su conformación torácica es muy profunda y de gran tamaño y esto puede hacer que esté predispuesto a la torsión de estómago. La causa de este movimiento puede ser dada por una ingesta abundante de comida seguida de un movimiento de rotación axial del estómago. Por desgracia la única solución es una terapia quirúrgica.
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Mi compañero Txiki, con cuatro meses