Elige a un perro que se ajuste a tu estilo de vida.
Después de siglos de crianza, el perro moderno es una de las especies más variadas de animales en el planeta. Si bien es probable que haya un perro para cada estilo de vida, no todos ellos encajarán con tus necesidades específicas. Por ejemplo, si te gusta relajarte, no adquieras un Jack Russell terrier, conocido por su ladrido constante y su gran energía.[2] En su lugar, tal vez sea mejor un bulldog que prefiere más acurrucarse en el sofá durante todo el día.[3]Infórmate sobre las personalidades y los requisitos de cuidado para diversas razas. Pregúntales a los dueños de perros acerca de la personalidad de las razas.
No adquieras un perro hiperactivo.
Sé honesto contigo mismo con respecto a la compatibilidad del perro que quieras tener dentro de tu estilo de vida. No consigas a un perro que necesite mucha actividad solo porque quieres un motivo para tener un estilo de vida más saludable. Si no puedes seguir ejercitando a tu perro hiperactivo, ambos terminarán frustrándose.
Dale a tu perro un nombre práctico.
Este tiene que aprender su nombre con facilidad a fin de que puedas mantener su atención durante el entrenamiento. Por eso, no debe tener más de 2 sílabas. El nombre también debe tener sonidos claros y fuertes que el perro pueda reconocer. Los nombres como “Fido”, “Max” o “Balto” tienen sonidos distintos que resaltan del flujo regular de habla humana que tu perro escucha.
Programa el tiempo suficiente para el entrenamiento.
Deberás apartar de 15 a 20 minutos un par de veces al día para dedicarlos a las sesiones de entrenamiento formal. Los cachorros tienen poca capacidad de atención y se aburren con facilidad, al igual que un niño pequeño.
Prepárate mentalmente para las sesiones de entrenamiento.
Cuando trabajes con tu perro, sé entusiasta y optimista. Si haces que el entrenamiento sea divertido para él, tu perro reaccionará mejor. Recuerda que el entrenamiento no consiste en dominar a nuestras mascotas, sino comunicarnos con ellas.
Escoge el equipo adecuado.
Una correa de aproximadamente 2 m (6 pies) de largo y un collar simple puede ser todo lo que necesites al principio, además de los bocadillos. Consulta con un entrenador para que te recomiende otros equipos, tales como un cabestro para perros, un arnés, un collar de entrenamiento hecho de metal o algún otro dispositivo. Los cachorros o los perros pequeños generalmente no necesitan un equipo tan riguroso. Por otro lado, en el caso de los perros más grandes, puede ser necesario un equipo especializado (como el cabestro) para mantener su atención.[4]
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Mi compañero Txiki, con cuatro meses